El patrimonio rural está en desuso por diferentes motivos, la obsolescencia de sus funciones residenciales, ocupacionales o productivas. El uso de la homogeneización de las técnicas y tipos constructivos, provocan el olvido de los saberes populares.
Según Junquera Rubio, el patrimonio arquitectónico popular extremeño son construcciones realizadas en los pueblos por personas que no pasaron por las aulas de las Escuelas Técnicas Superiores de Arquitectura. Realizadas por los habitantes de los pueblos siguiendo la tradición y experiencia con la sabiduría de transformar el paisaje rural; casas, chozos, corrales, obteniendo una arquitectura anónima con los patrones heredados y que se fueron transmitiendo de boca a oreja durante muchas generaciones.
Con materiales, generalmente extraídos del entorno natural han servido para dar respuesta a las necesidades físicas, sociales, adaptadas al entorno y a la naturaleza del lugar.
Es necesario proteger el patrimonio arquitectónico, nuestro legado y defenderlo del acelerado y progresivo proceso de destrucción.
-Destrucción de edificios individuales o renovación de los mismos usando materiales modernos asociados con una imagen de moderno confort.
-Pueblos abandonados como consecuencia de los movimientos migratorios.
-Desaparición de oficios tradicionales que se encargaban de la restauración y conservación de esta arquitectura.
-Introducción de nuevas construcciones en el medio rural de acuerdo con los modelos y parámetros urbanos; desuso de los materiales constructivos tradicionales, en vez de ser actualizados, están siendo sustituidos al completo, sobre todo las construcciones dispersas en el ámbito rural y otras de carácter funcional de tipo industrial como chozos, molinos, hornos, pozos de la nieve, etc.
La medida más eficaz de todas para conservar y revitalizar nuestro patrimonio arquitectónico es el reconocimiento de la gente y especialmente los de su comunidad.
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